Estás sentado en una silla reclinable, escuchas el ruido de una máquina aproximarse a tu boca, pero no puedes ver qué es porque una lámpara te sega por su potencia. Estás con tu dentista que te pide escupas el agua y repitas, tienes las manos sudorosas y frías, el pánico al dentista no se va desde la primera visita, pero todo esto puede terminar con la nueva técnica virtual que buscan implementar.
En pleno siglo XXI no hay nada que se pueda hacer para procurar que la experiencia de la visita al consultorio del dentista sea mucho más agradable. Por ese motivo y con el objetivo de mantener una buena salud dental, un grupo de investigadores de la Universidad de Plymouth en Reino Unido, explican que la solución está en la realidad virtual.
La directora de la investigación Karin Tanja publicada en la revista Enviroment and Behavior, “El uso de la realidad virtual en la práctica clínica es cada vez mayor, pero necesitamos evidencias rigurosas de que realmente mejore las experiencias de los pacientes. Y su trabajo demuestra que bajo unas condiciones adecuadas, esta tecnología puede ser empleada para ayudar tanto a los pacientes como a los profesionales.
Un paseo en la playa mientras te extraen una muela
El dispositivo de realidad virtual, por lo general gafas y casco, es cada vez más frecuente, con fines educativos y lúdicos. Sin embargo y si bien puede ahorrar un viaje al mostrarnos un museo o una ciudad que queríamos visitar, no puede evitarnos el desplazamiento cuando el destino es la silla del dentista.
Para sustentar su investigación un grupo de 70 pacientes atendidos en consultas, con un criterio aleatorio, fueron tratados con el procedimiento habitual, es decir sin recurrir a la realidad virtual o con ayuda de estas gafas.
En otros presentaron las gafas en una caminata por la playa o por una ciudad, los resultados mostraron que, comparados frente a aquellos tratados con el procedimiento habitual, los pacientes cuya consulta estuvo amenizada por un paseo por la costa experimentaron menores niveles de ansiedad y menor dolor, así como que sus recuerdos de la visita al cabo de una semana eran mucho más positivos. Unos beneficios que, sin embargo, no se lograron con la caminata virtual por un entorno urbano.
Como refiere Mathew White, co-autor de la investigación, “hemos hecho distintos estudios recientemente que sugieren que la gente se muestra más feliz y relajada cuando se encuentran en la costa. Por tanto, nos pareció natural analizar si podíamos ‘embotellar’ esta experiencia y utilizarla para ayudar a la población en contextos de atención sanitaria potencialmente estresantes”.
Referencia: Sumédico